¿Quienes son? II

Algunos años atrás, junto con Rodrigo Fuenzalida y por una casualidad, dimos con unos nombres, los que probablemente corresponderían a las identidades de Miguel, Exequel, y Gabriel, pero nuevamente nos encontramos con una paradoja; uno de ellos es perfectamente identificable, pero actualmente debería bordear los 100 años.

Se trata de Andrea Nisbetti científico italiano colaborador de Wernher von Braun en 1937. Fue director técnico en Kumersdorf donde se destacó por sus extrañas teorias sobre energías alternativas. Después del bombardeo de Peenemünde, Nisbetti desaparece, para aparecer, muchos años después, en los Estados Unidos trabajando para NASA. Allí coopera en el diseño los cohetes Juno y Pershing. Lo último que logramos averiguar fue que en 1972 aun trabajaba en la agencia.

Los otros son Pavel Graman y Gordon Balcon de quienes no tenemos mayor información, y si alguien la tuviera le rogaríamos nos la diera.

Lo anteriormente expuesto los hace ver bastante terrestres, sin embargo hay otras anécdotas que contradicen esta suposición.

En 1984 hubo una oleada de avistamientos OVNI en Chiloe. Incluso desapareció una señora, la que aun no aparece.

Todo esto fue ampliamente divulgado por la prensa local y nacional, por lo que no fue nada de raro que, en nuestra charla de todas las tardes apareciera el tema. Me preguntaron si yo creía en la presencia OVNI.

Mi respuesta fue que obviamente yo creía que otros lugares del universo pudieran estar poblados por seres inteligentes, pero que la física demostraba claramente que por muchos deseos que tuvieran no podrían venir a visitarnos. Las distancias son tan enormes que viajando a la máxima velocidad existente (no posible) demorarían miles de años.

Su observación fue:

Eso es cierto en la medida que el tiempo sea lo que tu crees que es

-¿Y que otra cosa puede ser?

Si tu te dieras la molestia de consultar ciertos textos sagrados, como El Libro de Abraham, si

alguien le hubiera dado la debida importancia a los argumentos de uno de los académicos,

que en los años, 30 contendía con Einstein en sus primeras publicaciones sobre la relatividad,

todos Uds. sabrían a que me estoy refiriendo.

-¡Ver para creer!

Si tu vieras algo que estuviera fuera de tu entendimiento ¿lo creerías?

-Si lo viera y lo pudiera medir y registrar, tendría que ser muy bruto para no creerlo.

El día siguiente amaneció nublado, la nubosidad baja típica del invierno chilote y yo comencé a las 9 AM con mi diaria rutina.

Fui a la torre que tenía al lado del pozo y cerca de mi casa para hacer partir el motor.

Ese motor diesel generaba electricidad mediante un “Dinostar”, al mismo tiempo que mediante una bomba, elevaba agua a la torre y cargaba las baterías con que se iluminaba de noche la casa.

Como era un Dinostar partía con la energía de las mismas baterías, por lo que me bastaba conectar un interruptor y el ciclo comenzaba. Bastaban 25 minutos y los estanques de agua estaban llenos y las baterías cargadas. Sin embargo esa mañana solo insinuó un movimiento y se detuvo. ¡Baterías descargadas!

Era extraño dado que la noche anterior no había ocurrido nada especial; la única explicación sería que alguna luz hubiera quedado encendida. Fui a buscar un tester y medí: 9,8 volts.¡Insuficiente para dar partida al motor!

La única posibilidad que tenía era traer el vehículo, acercarlo a la torre, hacer puente a la otra batería y así hacer partir el diesel que cargaría las baterías descargadas. Me dirigí al cobertizo donde guardaba el jeep, metí la llave, conecté, ....dos vueltas y el motor de partida se detuvo. Medí y .....9,8 volts.

Ahora la cosa se ponía seria, puesto que sin el vehículo no podría volver a la civilización, por lo tanto tenía que arreglar el generador ya que era la única manera de cargar baterías.

El grupo estaba instalado en la base de la torre del agua donde habíamos construido una pieza con tablas. El lugar estaba oscuro ya que se alumbraba con una ampolleta alimentada por el Dinostar que ahora no funcionaba. Fui adentro y traje la linterna, la prendí.

El filamento de la ampolleta apenas se puso incandescente.

Eso ya colmó mi paciencia, el culpable tenía que ser Ruiz.

Benedicto Ruiz era un personaje bastante especial. Cuando llegué él ya estaba allí instalado y no tenía la menor intención de moverse. De vez en cuando trabajaba para mi, pero con contrato, así después de un corto tiempo podía renunciar y cobrar cesantía. Entraba y salía de mi casa con mayor confianza que de la suya, donde doña Ema, su mujer lo mantenía con disciplina militar. Mas de alguna vez lo había sorprendido sacándome harina, azúcar o cambiándome las pilas de la linterna. Cada cierto tiempo se emborrachaba y me confesaba sus pecados. Eramos amigos, ambos sufríamos de similares problemas conyugales.

Fui a buscar a Ruiz para que me ayudara a reparar el generador y para retarlo por haberme cambiado las pilas, hecho que Ruiz negaba a pie juntos.

Trabajamos hasta las 11.30 AM, tratamos de hacer partir el diesel con un cordel, pusimos todas las baterías en serie. Nada. Lo raro era que dos baterías en serie, con 9,8 volts cada una tenían en total.....9,8 volts.

Podría haber estado malo el tester, pero me acordaba de las pilas y me bajaba la furia contra Ruiz. Discutimos, yo grité, y entre tanto aspaviento Ruiz se apoyó en el interruptor. El grupo partió como si nada hubiera ocurrido.

¡Excelente! Ahora solo necesitaba traer el vehículo y hacer puente con el generador. Así se cargaría también la otra batería.

Fui corriendo al cobertizo, subí al jeep y por si acaso hice girar la llave. El motor partió inmediatamente.

Llamé a gritos a Ruiz, el que no lo podía creer. En broma dijo:

-Lo único que falta es que ahora prenda la linterna.

Prendí la linterna y todo era normal.

Me pasé mirando hacia el cielo el resto del día, pero nada.

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